miércoles, 8 de julio de 2009

Esta es la Ñapa, lo último del viaje de mi madre

Bueno, quizá solo me reste decir, en mi humilde opinión, que por el simple hecho de habernos procreado, alimentado y formado, los padres no tienen obligación de amarnos o si quiera querernos, si acaso de protegernos, de proveernos, mientras no somos capaces de hacerlo, pero el amor es algo más y no debe ser condicionado a ese "hecho", me refiero a la circunstancia de ser padre o hijo, de complementar ciertas expectativas o no, es un sentimiento complejo que requiere de ciertas características y situaciones que se tienen que dar para que exista algo tan hermoso como es el amor, en cualquiera de sus manisfestaciones.

Por otra parte, yo pienso que los padres no son enteramente responsables de los actos de los hijos, a una determinada edad, quizá, pero cuando el hijo, adopta una conciencia, es decir, distingue del bien o del mal, de lo equívoco o acertado, automáticamente, exime de cualquier responsabilidad de sus actos a sus padres, pienso que cuando uno se quiere, se acepta, está preparado para dar amor a raudales y el alma se convierte en un conductor maravilloso de ese sentimiento, convirtiéndonos en receptáculo de lo sublime.

Yo amo profundamente a mis padres, y desde luego, mi amor no esta sometido a un "toma y daca", yo no pido nada, ni siquiera ser amado o aceptado, sería interminable decir los motivos por los que mis padres despiertan en mi tal sentimiento y de tal embergadura y profundidad, pero es así, calan en mi muy hondamente y tengo la absoluta certeza de que lo saben.

Gracias madre por tu visita, y por todo lo demás...

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